Sinopsis
Las razones por las que un pianista elige su repertorio son muy diversas. Unos lo hacen por amor a un estilo de música en particular, otros por explorar territorios desconocidos, en algunos casos por exigencias de programación. El programa que José Imhof nos presenta en este recital es una síntesis de su fascinación por la música del siglo XVIII, en particular con el exquisito barroco francés de François Couperin, así como con la incomparable y extraordinariamente original obra de Philip Glass (Baltimore, 1937).
El barroco francés es un lienzo en blanco para un pianista; innumerables filigranas, cascadas de notas envueltas en bellísimas disonancias, toda clase de artificios al servicio de la melodía con el objetivo de vestir, y a veces incluso enmascarar, la estructura musical. La obra de Glass, en cambio, crea una experiencia musical absolutamente equidistante. La estructura es la génesis y a la vez la conclusión en cada una de sus composiciones, sólo existen las notas esenciales.